¿Cómo medimos de manera adecuada una estrategia regional de desarrollo?

Por Carlos Chamorro Rebolledo, Encargado Unidad Control y Seguimiento de la Estrategia Regional de Desarrollo, Corporación Desarrolla Biobío

Durante el primer semestre del presente año se concretará la actualización de la existente Estrategia Regional de Desarrollo (ERD). Se trata de algo que a todas luces resulta ser sumamente relevante para definir una hoja de ruta que lleve a la Región del Biobío a un destino claro.

Hay que recordar que la ERD es un lineamiento regional en un horizonte de tiempo de 15 años de ejecución (2015 – 2030) y que se construye con la participación de diversos actores relevantes y de distintos agentes sociales de la región. Si bien este proceso puede ser ajustado por cada nueva administración, es importante recalcar que, más allá de los enfoques políticos, es necesario situarla en función de la evolución de la sociedad y de los cambios suscitados en los últimos años.

Un agente que nace tras la creación de la ERD es precisamente la Corporación de derecho privado Desarrolla Biobío (DBB), la cual tiene como una de sus tareas el monitoreo del avance de dicha ERD. Una tarea que desde principios de este año ha iniciado un detallado trabajo de actualización, presentándose como una gran oportunidad de revisar los elementos del proceso en razón de la forma de medición como también de la temporalidad de los reportes.  En este último aspecto, hay dos miradas que  aparentemente 

son contrapuestas, pero que tiene grandes razones para su posición.

Por un lado, la medición de la ERD hasta este momento se realiza en períodos bianuales. Es un hecho que para algunos resulta ineficiente, dado que implica revisar avances, alinear estrategias o tomar decisiones con información poco oportuna. Por ejemplo, hace dos años no estábamos en pandemia, no teníamos gobernador regional y el país no estaba construyendo una nueva Constitución. Lo anterior deja de manifiesto que tomar decisiones con información poco ajustada a la realidad del momento conlleva a estar detrás de los actuales requerimientos y demandas de la sociedad, y con ello, se arriesga a actuar de manera reactiva y ciertamente a destiempo.

Como contrapunto a lo anterior, existe la realidad de que los tiempos de las políticas públicas son claramente distintos a los tiempos de otros sectores. ¿Cuánto tiempo toma la construcción de un colegio? Y luego de ello, ¿en cuánto tiempo sabremos el real impacto de esto en la educación de un sector o en la calidad de vida de esos estudiantes? En rigor, más que depender de la decisión de alguien, esto aduce a motivos de aparataje público donde se requiere resolver aspectos como la asignación de recursos, informe técnicos y sociales que, en general, retrasan el cauce de las acciones.  La famosa frase de que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas en el ámbito público, toma mucha fuerza.

Para Desarrolla Biobío es relevante encontrar una batería de indicadores que brinde herramientas oportunas para quienes toman las decisiones, pero también que se acomoden a los tiempos de implementación que el sector público considera en sus iniciativas.

En ese contexto, es necesario valorar el hecho que el Gobierno Regional haya invitado a DBB a ser participante activo del proceso, permitiendo ofrecer su experiencia y conocimiento -basado en los estudios y herramientas aplicadas en siete años de existencia- al servicio de una tarea que requiere plantear y recoger todas las miradas y construir una batería de indicadores que contemplen los objetivos y también los procesos, para finalmente dejarla a disposición de quienes tienen la importante responsabilidad de construirla.